miércoles, 7 de enero de 2009

Pato con peras


En el supermercado andaban liquidando a mitad de precio el pato de granja inglés que no pudieron vender durante las fiestas. Llámalo credit crunch. A mí el pato me gusta mucho, así que compré un par de pechugas... o un par de magrets, que suena mucho más chic pero es exactamente lo mismo. "Pa que no se desperdicie", que decía mi abuela Ana mientras se hacía con las sobras de los entrantes cuando los demás estábamos ya con el postre.

Creo que esta receta venía en el envoltorio de una pechuga de pato comprada en Mercadona. Es muy simple y muy rica. En mi opinión el pato gana si se acompaña de algo dulce, pero es tan excepcional como materia prima que no hay que complicarse mucho la vida, más allá de procurar no colarse con el punto de cocción.

· Pato con peras

(para 2 raciones)

-2 pechugas de pato
-2 peras
-mantequilla
-unas gotas de aceite
-una cucharadica de azúcar
-sal y pimienta

Pelar las peras y partirlas en cubos pequeños. Saltear en una sartén con una cucharada de mantequilla y unas gotas de aceite a fuego fuerte durante un par de minutos. Bajar el fuego al mínimo, espolvorear con el azúcar y tapar. Tardarán unos diez minutos más en estar tiernas y doradas. Estarán listas un poco antes que la carne.

Con un cuchillo afilado, hacer unos cortes superficiales en diagonal en la grasa de las pechugas sin llegar a la carne, en un sentido y en otro, de modo que se crucen formando una cuadrícula. Salpimentar las pechugas. Disponerlas en una sartén muy caliente con la grasa hacia abajo. Una vez doradas por ambos lados, unos tres minutos de cada lado, bajar el fuego y bañar de cuando en cuando las piezas de carne con la grasa que van soltando ayudándonos de una cuchara. Mis pechugas, ¡oy!, pesarían unos 200 g cada una, para lo que yo recomendaría unos 13 minutos de cocción más el reposo.

Y es que, una vez fuera del fuego, las piezas deben reposar. Debemos esperar unos cinco minutos antes de trincharlas para evitar que el animal se nos desangre en el plato mandando la estética minimalista al carajo.

Cortar la carne en rodajas, ahora sí, para exhibir con orgullo el color rosado del que nuestro celo obsesivo es responsable, disponer en un plato y guarnecer con las peras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que buena combinación pato + peras, delicioso sabor agridulce!
Además simple de preparar...
Saludos!

Ana dijo...

¡Gracias, Sol! Sí, es sencillo y resultón.

¡Pero cómo me gusta tu blog! Y leer tus recetas impecables. Y pasear virtualmente por los mercados preciosos que fotografías...

¡Enhorabuena!