
Hacer pan es algo a medio camino entre el ritual y la ciencia. Es pesar los ingredientes, incorporarlos en un orden y a una temperatura determinados, amasarlos correctamente, respetar el
sueño de la criatura, abrigarla, verla crecer, hornearla con precisión. Es normal, por tanto, que tanta molestia esté por lo general más allá de esa barrera psicológica que acota nuestras recetas frecuentes, el terreno en el que nos movemos con comodidad. Pero la magia que rodea el proceso y la satisfacción personal una vez hecho el milagro merecen el riesgo.
Esta receta, basada en una de Sara Buenfeld que publica la revista
BBC GoodFood este mes, es una manera fácil y segura de iniciarse.
·Pan de molde
(Para un molde de unos 900 gr)
600 gr de harina (yo he utilizado harina normal de trigo y ha ido bien)
un sobre de 7 gr de levadura rápida de panadería (marca Vahiné, Maizena o similar)
1 cucharadica colmada de sal
1 cucharada de miel
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
En un bol grande, mezclar unos 500 gr de la harina, la levadura y la sal con las manos. Aparte, diluir en los 300 ml de agua tibia (a 36º) la cucharada de miel y añadir el aceite. Incorporar el líquido a los sólidos de manera que resulte una mezcla homogénea.
Sacar la mezcla del bol y trabajarla en una superficie enharinada,
amasando durante unos 5 minutos. Podemos irle añadiendo, con cautela, de los 100 gr de harina que habíamos reservado si lo creemos conveniente. Cuando hayamos terminado, la masa ya no debe pegársenos a los dedos.
Engrasar un molde alargado (¡engrasarlo entero, que luego la masa sube y cubre las paredes!) y poner la masa dentro. Cubrir con papel film, sin tensarlo, y dejar que crezca cerca de un foco de calor. Yo precalenté el horno a unos 50ºC durante unos diez minutos, después lo apagué y entonces metí la masa dentro y la dejé leudando con la puerta del horno abierta. La levadura de esta receta es un atajo, es verdad: nos ahorra el segundo leudado del pan de siempre, pero es comodísima para inexpertos como yo.
En una hora o una hora y media, la masa habrá doblado su volumen. Hacer unos cortes en la superficie del pan y cocer durante unos 35 minutos a 180-190ºC. Cuando el pan esté dorado y el olor llene la cocina, parar el horno, desmoldar, comprobar que el resultado suena a hueco, y dejar enfriar en una
rejilla.
Tomate, aceite y sal. No hay nada mejor.
Loaf at first sight.