sábado, 7 de marzo de 2009

Pan 1.0



Hacer pan es algo a medio camino entre el ritual y la ciencia. Es pesar los ingredientes, incorporarlos en un orden y a una temperatura determinados, amasarlos correctamente, respetar el sueño de la criatura, abrigarla, verla crecer, hornearla con precisión. Es normal, por tanto, que tanta molestia esté por lo general más allá de esa barrera psicológica que acota nuestras recetas frecuentes, el terreno en el que nos movemos con comodidad. Pero la magia que rodea el proceso y la satisfacción personal una vez hecho el milagro merecen el riesgo.

Esta receta, basada en una de Sara Buenfeld que publica la revista BBC GoodFood este mes, es una manera fácil y segura de iniciarse.

·Pan de molde

(Para un molde de unos 900 gr)

600 gr de harina (yo he utilizado harina normal de trigo y ha ido bien)
un sobre de 7 gr de levadura rápida de panadería (marca Vahiné, Maizena o similar)
1 cucharadica colmada de sal
1 cucharada de miel
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra

En un bol grande, mezclar unos 500 gr de la harina, la levadura y la sal con las manos. Aparte, diluir en los 300 ml de agua tibia (a 36º) la cucharada de miel y añadir el aceite. Incorporar el líquido a los sólidos de manera que resulte una mezcla homogénea.

Sacar la mezcla del bol y trabajarla en una superficie enharinada, amasando durante unos 5 minutos. Podemos irle añadiendo, con cautela, de los 100 gr de harina que habíamos reservado si lo creemos conveniente. Cuando hayamos terminado, la masa ya no debe pegársenos a los dedos.

Engrasar un molde alargado (¡engrasarlo entero, que luego la masa sube y cubre las paredes!) y poner la masa dentro. Cubrir con papel film, sin tensarlo, y dejar que crezca cerca de un foco de calor. Yo precalenté el horno a unos 50ºC durante unos diez minutos, después lo apagué y entonces metí la masa dentro y la dejé leudando con la puerta del horno abierta. La levadura de esta receta es un atajo, es verdad: nos ahorra el segundo leudado del pan de siempre, pero es comodísima para inexpertos como yo.

En una hora o una hora y media, la masa habrá doblado su volumen. Hacer unos cortes en la superficie del pan y cocer durante unos 35 minutos a 180-190ºC. Cuando el pan esté dorado y el olor llene la cocina, parar el horno, desmoldar, comprobar que el resultado suena a hueco, y dejar enfriar en una rejilla.

Tomate, aceite y sal. No hay nada mejor.



Loaf at first sight.

3 comentarios:

CRIS dijo...

Desde luego, amor a primera vista con esta loaf, yo también me estoy iniciando con esto del pan, pero como tu muy bien has dicho, está entre el ritual y la ciencia, le tengo mucho respeto.

Anónimo dijo...

muchacha, que ladrillaco de pan!!TIEMBLA ALFACAR!!madre mia, lo cortaba por la mitad de chaflán y le metía un kilo más cuarto y mitad de jamón de bellota de esos que se crían por mi tierra, jeje!!por cierto, tu prima y yo tenemos ganas de hacer una tarta de queso con base de galleta, nos aconsejas alguna o tienes algún enlace donde haya alguna receta buena?

Besicos chillaos!

Ana dijo...

Muchas gracias, Cris. Me remitiré a un clásico de la posmodernidad y te diré que comerse unas tostadas de pan que ha hecho una "es caaasi una experiencia religiosaaa"... :)

Chowman, mentarme el jamón ibérico es hurgar en la herida... pero te lo perdonaré, porque, por lejos que yo esté de toda pezuña negra, llenarse de jamón bueno es probablemente el propósito último de cualquier hogaza de pan, el sueño frustrado de todos los pobres panecillos que acaban hospedando jamón de york, el final feliz que quiere pa sus retoños cualquier masa madre. Ay.

En cuanto a la tarta de queso, he encontrado ésta, que aún no he probado, pero que merece toda mi confianza: http://biscotti.blogspot.com/2006/08/cheesecake-al-mascarpone.html

¡Muchismos besos!